Rabietas, qué son y cómo gestionarlas

Las rabietas forman parte de la infancia. Papás, mamás, lamentablemente, son inevitables. Para saber cómo manejar estas explosiones emocionales de nuestros pequeños, el pasado jueves 27 de febrero, de la mano de Bmum, el doctor Pedro Sánchez Rivera impartió el taller de familias: Gestión eficaz de las rabietas. Durante su charla, este psicólogo infanto-adolescente, nos dio una lección de paz gracias a sus explicaciones y sus consejos para abordarlas.
Nadie se libra. Tarde o temprano, las rabietas aparecerán. Concretamente en torno a los dos años, cuando los menores comienzan a tomar consciencia de sí mismos y a desafiar los límites de su entorno. A menudo, los familiares y cuidadores las viven como un desafío agotador, pero en realidad, estas explosiones emocionales son una etapa clave en el desarrollo infantil.
¿Por qué aparecen las rabietas?
Las rabietas surgen cuando los niños y las niñas, todavía en un proceso de aprendizaje emocional y sin herramientas para gestionar la frustración, responden con intensidad ante situaciones que no pueden controlar. La corteza prefrontal, la parte del cerebro encargada de la regulación emocional y la toma de decisiones, aún no está completamente desarrollada en los más pequeños. Esto significa que su capacidad de autocontrol es limitada, y cualquier contratiempo puede derivar en una reacción impulsiva.
Además, hay ciertos factores que pueden reforzar sin darnos cuenta estas conductas. La atención que los adultos brindamos a la rabieta, los cambios en nuestra conducta para evitar que ocurra o nuestras propias reacciones emocionales pueden hacer que estos episodios sean más frecuentes e intensos.
Claves para gestionar las rabietas sin alimentar el caos
El doctor Sánchez Rivera explicó en este tercer taller de familia con Bmum cómo debemos actuar los adultos para manejar mejor estos episodios y ayudar a los niños a regular sus emociones con el tiempo.
Algunos de los puntos clave tratados fueron:
- Entender nuestra reacción emocional: Antes de responder a una rabieta, es importante identificar qué pensamos y sentimos en ese momento. Si nos dejamos llevar por el enfado o la frustración, es probable que reforcemos la conducta sin darnos cuenta.
- Reducir el tiempo dedicado a la rabieta: Cuanto más la prolongamos con explicaciones, sermones o negociaciones, más difícil resulta que el niño aprenda a autorregularse. La clave es actuar con firmeza y brevedad. Evitar modificar nuestra conducta para prevenir rabietas: A veces, por miedo a un estallido emocional, los adultos cedemos a ciertas peticiones, lo que enseña al niño que la rabieta es una herramienta efectiva para conseguir lo que quiere.
- Redirigir la conducta sin castigos ni gritos: En lugar de reaccionar con enfado o aplicar sanciones desproporcionadas, es más eficaz comunicar de forma clara y serena lo que esperamos del niño en cada situación.
- Fomentar herramientas de autorregulación: A medida que los niños crecen, es fundamental ayudarles a desarrollar estrategias para manejar sus emociones de manera autónoma, reforzando la paciencia, la espera y la comunicación verbal.
Acompañar sin perder el control
El taller no pretendía eliminar las rabietas, más que nada porque forman parte del desarrollo natural, sino proporcionar herramientas a las familias para afrontarlas con más seguridad y menos desgaste emocional. La crianza no se basa en encontrar soluciones inmediatas, sino en acompañar el crecimiento con paciencia y comprensión.
Agradecemos a todas las familias que participaron y confiaron en este espacio de aprendizaje. Porque en la crianza, como en la vida, nadie tiene todas las respuestas, pero compartir estrategias hace el camino más fácil.
¡Nos vemos en el próximo taller!